El Foco en Ti

La tendencia a la hora de entrar a un consultorio de psicología, es a quejarnos del mundo (de los demás) y sus injusticias. Esa tendencia es claramente dañina, generando malestar y ninguna actitud de cambio y mejora. Por tal razón, el terapeuta sabrá guiarte para que el foco de atención seas tú: tus emociones, pensamientos, acciones, decisiones, reacciones, temores y deseos. Las tormentas existen, pero tú puedes decidir si la dejas pasar o si te vas con ella. Todo eso se convertirá en objeto de análisis tanto del terapeuta como tuyo. La razón principal de esta óptica distinta a la que tienes cuando deseas asistir a terapia es la utilidad del enfoque. Pasar horas hablando del otro, no hace que éste cambie, y se termina generando un ambiente frustrante y negativo con el otro. Mientras que si nos concentramos en conversar sobre tus aspectos a mejorar y manejamos adecuadamente las herramientas disponibles, estaremos más cerca de cambiar en forma muy positiva, lo que se traduce en momentos de satisfacción personal.

El mundo no lo podemos cambiar, pero sí podemos cambiar la forma en cómo percibimos ese mundo. Es más motivador tener aspectos que mejorar para llegar a ciertas metas, que sentarnos a esperar que los demás cambien todo aquello que no nos agrada o no nos conviene.

Así que es más productivo y satisfactorio que uses tus horas para analizarte, conocerte, mejorarte e impulsarte…finalmente, a nadie le importa más que a ti.

Cuando los cambios personales son positivos, las personas que están a nuestro alrededor los detectan y se intrigan por la mejora. Estas personas se relacionarán de forma más amigable e incluso querrán conocer la receta del cambio.

Con mis pacientes uso el ejemplo de la linterna. Toda persona tiene una linterna en la mano y tiene la potestad de alumbrar a donde quiera. Puedes alumbrar los problemas (pero la luz no los soluciona), puedes alumbrar a los que consideras que causaron los problemas (pero la luz no hará que cambie el pasado), o puedes alumbrarte a ti y borrar esas zonas oscuras que llevas tiempo sin percibir y que pueden estar causando conflictos interpersonales (alumbrándolas y mejorándolas, les quitas poder). Cuando nos auto-observamos, somos capaces de entender a qué se refieren los demás con sus críticas, entender de dónde salieron estas acciones (qué hay dentro de nosotros que hace que actuemos así), dónde y de quién aprendimos a reaccionar de esa manera, qué pensamos realmente de esas acciones (¿las aprobamos o rechazamos?), etc.

Si requieres de apoyo para poner el foco en ti, busca a un terapeuta que te acompañe en este proceso de crecimiento personal. Solicita una cita en la Clínica de la Pareja.